La aromaterapia, que se fundamenta en el uso de los aceites esenciales, no sólo se limita al sentido del olfato. Un órgano como la piel brinda a la aromaterapia la posibilidad de potenciar y complementar los beneficios de los aceites vegetales con unas pocas gotas de aceites esenciales, formando una maravillosa sinergia.
El olfato
Un aroma puede producir múltiples reacciones. El olfato puede alterar el ritmo cardiaco o respiratorio, el sistema nervioso, circulatorio y hasta el funcionamiento de las glándulas endocrinas.
Una simple inhalación de aceites esenciales puede disparar cambios en el sistema límbico, estimulando -vía sistema nervioso (el hipotálamo se conecta con la pituitaria)- funciones del cuerpo. Es a través de éstas glándulas que el olfato alcanza tanto al sistema hormonal como al inmunológico, beneficiándolos increíblemente.
Es así que las moléculas que componen el aroma hacen penetrar su información en las funciones del cuerpo que no pueden ser controladas por la voluntad o el raciocinio. Por ejemplo, el apetito, excitación sexual, temperatura corporal, digestión, ritmo cardiaco, memoria.
En aromaterapia, los aceites esenciales nos aportan las cualidades de sus componentes moleculares, tanto en el plano físico, mental y emocional.
Los olores nos pueden remitir a la infancia, juventud, momentos placenteros o nos pueden generar náuseas, vómitos, dolor de cabeza.
Esto mismo sucede con los aceites esenciales que componen un perfume: nos pueden fascinar, en tanto que otros nos son indiferentes o repulsivos. Y esto es así porque cada aceite esencial posee carácter propio: masculino-femenino, frío-calor, dulce-amargo, ácido-alcalino. Son algunos de los opuestos complementarios los que hacen de un aceite esencial una combinación única. Entonces, mediante nuestra preferencia aromática, estamos reforzando o completando, de forma intuitiva, los aspectos que tenemos debilitados.
La piel
La piel funciona como una barrera entre el cuerpo físico y el medio ambiente. Es el órgano más extenso y representa el 16% del peso corporal. Está compuesta por 3 capas: la epidermis o capa exterior, la dermis y la hipodermis o subcutánea.
Sus funciones son de protección de los agentes externos, recepcionando las sensaciones y regulando la temperatura corporal.
La facilidad de absorción de sustancias a través de la piel permite que los aceites esenciales penetren directamente en el organismo, alcanzando la circulación sanguínea y linfática, las células, los tejidos, los órganos, los aparatos y los sistemas.
La aromaterapia tiene en la piel a su gran aliada; los aceites esenciales penetran por los poros, capilares y folículos pilosos, facilitando su acción terapéutica. No se acumulan en el cuerpo y son fácilmente metabolizados y excretados por orina, heces y sudor.
Los métodos de aplicación de los aceites esenciales pueden ser muy variados: a través de masajes, reiki, compresas, inhalaciones, ambientadores, baños, cremas. Tanto en la administración como en la aplicación tendremos que usar como vía de penetración al olfato y la piel.
El olfato
Un aroma puede producir múltiples reacciones. El olfato puede alterar el ritmo cardiaco o respiratorio, el sistema nervioso, circulatorio y hasta el funcionamiento de las glándulas endocrinas.
Una simple inhalación de aceites esenciales puede disparar cambios en el sistema límbico, estimulando -vía sistema nervioso (el hipotálamo se conecta con la pituitaria)- funciones del cuerpo. Es a través de éstas glándulas que el olfato alcanza tanto al sistema hormonal como al inmunológico, beneficiándolos increíblemente.
Es así que las moléculas que componen el aroma hacen penetrar su información en las funciones del cuerpo que no pueden ser controladas por la voluntad o el raciocinio. Por ejemplo, el apetito, excitación sexual, temperatura corporal, digestión, ritmo cardiaco, memoria.
En aromaterapia, los aceites esenciales nos aportan las cualidades de sus componentes moleculares, tanto en el plano físico, mental y emocional.
Los olores nos pueden remitir a la infancia, juventud, momentos placenteros o nos pueden generar náuseas, vómitos, dolor de cabeza.
Esto mismo sucede con los aceites esenciales que componen un perfume: nos pueden fascinar, en tanto que otros nos son indiferentes o repulsivos. Y esto es así porque cada aceite esencial posee carácter propio: masculino-femenino, frío-calor, dulce-amargo, ácido-alcalino. Son algunos de los opuestos complementarios los que hacen de un aceite esencial una combinación única. Entonces, mediante nuestra preferencia aromática, estamos reforzando o completando, de forma intuitiva, los aspectos que tenemos debilitados.
La piel
La piel funciona como una barrera entre el cuerpo físico y el medio ambiente. Es el órgano más extenso y representa el 16% del peso corporal. Está compuesta por 3 capas: la epidermis o capa exterior, la dermis y la hipodermis o subcutánea.
Sus funciones son de protección de los agentes externos, recepcionando las sensaciones y regulando la temperatura corporal.
La facilidad de absorción de sustancias a través de la piel permite que los aceites esenciales penetren directamente en el organismo, alcanzando la circulación sanguínea y linfática, las células, los tejidos, los órganos, los aparatos y los sistemas.
La aromaterapia tiene en la piel a su gran aliada; los aceites esenciales penetran por los poros, capilares y folículos pilosos, facilitando su acción terapéutica. No se acumulan en el cuerpo y son fácilmente metabolizados y excretados por orina, heces y sudor.
Los métodos de aplicación de los aceites esenciales pueden ser muy variados: a través de masajes, reiki, compresas, inhalaciones, ambientadores, baños, cremas. Tanto en la administración como en la aplicación tendremos que usar como vía de penetración al olfato y la piel.
Gladys Gómez Flores
Terapeuta de Reiki – Quiromasajista – Fisoesticista- Linfoterapeuta
1 comentario:
El hecho de realizar terapias en donde uno se pueda relajar con la ayuda de masajes y distintos olores esta muy bueno, por eso es esencial el hecho de que todo sistema nervioso circulatorio tengo su descanso y poder disfrutar de estar en conexión con uno mismo
Publicar un comentario